Tenga en cuenta antes de viajar… vivir África

Antes de comenzar  y entrar en materia debería advertir con la frase “No hagan esto en casa” y comportarme como un ministerio de la sanidad que te sugiere determinadas conductas no sólo para disminuir considerablemente la probabilidad de que caigas enfermo durante tu viaje sino también para no decir luego que no te lo advirtió. De este modo evito la responsabilidad  de que la persona que siga mis consejos caiga enferma por mi culpa. Empero, siendo consciente de que cada cuerpo es un mundo y cada uno es más sensible a unas u otras cosas, quiero dedicar estas líneas a reflexionar sobre los consejos que se dan al viajero.

Cocinando brochetas en el restaurante Moussa Molo en Kolda. / MR

Una de las cuestiones que te hacen los amigos, conocidos y familiares antes de viajar a África es “¿Ya te pusiste las vacunas?”. Alguno de ellos descubre entonces que no existe la vacuna para la malaria y que estás expuesto a una enfermedad cuyo nombre no suena muy bien. Asimismo, el propio viajero que busca un nuevo destino también se preocupa por esta cuestión. La salud, esencial como ninguna otra cosa, se convierte en uno de los asuntos más relevantes a la hora de organizar el viaje. No es para menos, más vale prevenir que curar dicen. Pero después de estar aquí un mes, sin duda las recomendaciones que se dan a los viajeros que vienen al continente me parecen exageradas. E incluso me atrevería a decir que se dan desde una visión occidental y de desconocimiento.

“Nos bebas agua del grifo” es una de ellas. Desde España uno piensa, “estará llena de parásitos, saldrá incluso turbia, es mejor beber embotellada para no correr ningún peligro”. En realidad, es agua normal, como la que pueda salir del grifo de tu casa. A veces con más cloro, a veces con menos. Con cambio de sabor como ocurre cuando cambias de ciudad. Hay quienes comentan que sí que tiene parásitos y que hay gente que utiliza unas pastillas cada determinado tiempo para desparasitarse. Sí puede pasar que de golpe y porrazo nuestro cuerpo, acostumbrado a otro tipo de agua, nos juegue una mala pasada pero aquí el agua que sale del grifo, salvo que te avisen que no es potable, se puede beber. No vas a morir por ello. No es necesario morir de sed si un día te levantas y descubres que el agua embotellada se terminó. Salvo que descubras que realmente y de manera personal no te sienta bien, no te excedas en no beber nunca agua del grifo.

“No comas de los puestos de la calle” es otro aviso. A quien viaje a África le recomiendo fervientemente probar el pollo, el cordero, los bocatas y desayunos que pueden encontrar en los pequeños puestos. El sabor es exquisito y tampoco vas a morir. No cocinan más sucio por haber moscas en torno a la carne cruda. El fuego lo mata todo ¿Creen que la comida de los restaurantes europeos es tratada en unas condiciones de extrema limpieza? ¿Creen que “la buena pinta” de la comida y la buena presentación de los platos es sinónimo de saludable?  Otra recomendación es que no comas ensaladas por el tipo de agua con el que han podido ser lavados los ingredientes. Igual deberíamos de plantearnos lo mismo en cualquier restaurante del mundo.

Tiendas de fruta en las calles de Kolda. / MR

No se nos puede pasar por alto el “tómate las pastillas para la malaria”. La malaria es una enfermedad que pueden transmitirte los mosquitos si te pican y que, si no se trata a tiempo, puede ser peligrosa. Cuando fui a ponerme las vacunas la doctora me dijo que tenía que tomar una pastilla todos los días a la misma hora durante los 3 meses (¡!) que voy a estar en Senegal, así como una semana antes y otra después del viaje. No solo me parece una práctica abusiva e insana sino que hay que tener coraje para estar pendiente todos los días de tomarse una pastilla para que tengas menos probabilidad de coger la malaria. Esto implica además estar ¡todo tu viaje pensando en la malaria! Cuando para curar la enfermedad, nosotros que podemos permitirnos pagar esta medicina, son 12 pastillas durante 3 días si no se complica (según el prospecto de las a mí me recetaron). Si el viaje es de una semana igual si conviene tomar la medicina para que no te estropee el viaje pero ¿para una larga temporada? Es como estar tomando paracetamol todo el invierno para evitar un resfriado…

En mi opinión, nuestra mirada en cuanto a la salud antes de viajar a África es occidental. Procedente de un mundo donde la limpieza se convierte en obsesión y se asocia a lo sano. Donde es cierto que ya no existen unas enfermedades que aún sí hay en el continente africano. Pero para eso están las vacunas… En Europa limpiamos nuestras casas con miles de productos, usamos otros para dejar relucientes los muebles. Pero, ¿realmente tanto producto químico, del que están compuestos estos productos, son saludables? ¿Y qué me decís de tanto conservante y colorante en nuestras comidas?

Imagen típica de las zonas rurales en Senegal. / MR

Después de un mes en Senegal no veo el peligro en tener una veintena de picaduras en el cuerpo y no tomar las pastillas contra la malaria. Tampoco veo peligro en comer la deliciosa comida de los puestos de la calle, ni de beber agua del grifo. Sólo hay que preguntar a los cooperantes que cuando vinieron por primera vez a África decidieron tomar las pastillas pero que las siguientes veces decidieron no tomarlas. El riesgo en el primer viaje y los siguientes era el mismo pero algo ha cambiado, África ya no es extranjera.

Y es que, percibimos estos peligros contra nuestra salud cuando vemos África como algo extranjero, algo extraño, algo que desconocemos. Sin embargo, una vez que estás aquí te das cuenta de que si todas esas recomendaciones te las tomas al pie de la letra pueden hacerte perder la oportunidad de disfrutar de experiencias y de descubrir los recovecos de la verdadera África. Cada uno es libre de elegir, pero la recomendación de mi particular ministerio de la sanidad para el viajero es “sé precavido, pero vive África”.